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No toda la gente errante anda perdida.

sábado, 6 de abril de 2013

-A.

Sé que andas enfadado conmigo. Sé que puede que nunca me perdones. Pero escucha, en esta historia siempre hubo dos culpables. Dos necios intentando hacerse daño. No podíamos quedar segundos, debíamos estar en lo más alto de aquel podio invisible. Eh, chaval, date cuenta ya. Date cuenta que aún me ahogas en recuerdos. Esos que un día no podíamos parar, y ahora parecen vueltos del revés. Entonces, los reproches llegaron. Negar, la primera opción. Negar los errores y dudas, aquellos tormentos. Fue difícil admitir que habías perdido ya la inocencia. Mentir, la segunda. Qué mentira más grande la tuya. ¿La tercera? Hablan de superar. Desconozco si en tu caso llegó a ocurrir alguna vez. ¿En el mío? Quizás todavía sigo esperando.


Esperando a que el mundo deje de aparentar ser maravilloso 
cuando lo mueves a tu antojo.