Tú vives
siempre en tus actos. Con la punta de tus dedos pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores y alegrías. La vida es lo que tú tocas. De tus ojos,
sólo de ellos, sale la luz que te guía los pasos. Andas por lo que ves. Nada
más. Y si una duda te hace señas a diez mil kilómetros, lo dejas todo, te
arrojas sobre proas, sobre alas, estás ya allí; con los besos, con los dientes
la desgarras: ya no es duda. Tú nunca puedes dudar. Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas, lo que nunca entenderás, son esas cosas tan claras. Y
nunca te equivocaste, más que una vez. Entonces te dijiste que los errores eran
la prueba de haberlo intentado. Y aún orgullosa de ti, pequeña, no te diste
cuenta de lo grande que puedes llegar a ser.
P.D.: Mil perdones por no haber publicado nada, los exámenes y los líos mentales me tuvieron un pelín atareada. Esta entrada es un poema de Pedro Salinas, un poeta que me encanta y que recomiendo a todo el mundo. Bueno, si investigáis por ahí, veréis que presenta algunas modificaciones en la parte final, que yo misma con todos mis respetos, he hecho para que se ajustase más a mí. Muchísimas gracias a todos los que me seguís y los que me leéis, incluso en mis largas ausencias. Os debo las sonrisas de mi mundo.
